lunes, 24 de junio de 2013

¿Cómo es posible terminar consolando cuando debería ser yo la consolada? ¿Cómo es posible, a estas alturas de la partida, tener ganas de luchar, de sacarte una sonrisa? YO a TI. Increíble pero cierto.

Así me siento. Me debato entre dos adjetivos para calificar esta situación: "bonito" y "patético". Se aceptan opiniones.

Bueno, a una nunca le apetece ser una patética, ni siquiera si pensamos en la catastróficamente molona Bridget Jones, así que prefiero seguir creyéndome dentro de una peli de Meg Ryan en la que el amor lo puede todo y está por encima incluso de las propias sonrisas.



Ayer lo vi otra vez, en mi cabeza. Tú y yo versión 1.0, con granos, pendientes imposibles y peinados matadores. La playa. San Juan. El vago recuerdo del amor estallando en mi pecho, rompiéndome las costillas una vez más en tu nombre. Y alcohol, arena y un tranvía abarrotado. Y un "lo siento" que me supo a gloria. 



Un par de puñados de años después aún no me creo que sigas aquí. Que seas tú y sólo tú. Creía que la vida nos devolvería esta vez lo que nos quitó entonces. Y sin embargo nos da esto, que no es poco. Este "tú y yo" de nuevo tan complicado en el que no sabemos si acabar juntos o separados. 


Y mientras lo pensamos, tú no te vas. Yo no me voy.

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